miércoles, 15 de diciembre de 2010

Objetivo cumplido!


Las personas a menudo idealizamos, proyectamos y planteamos objetivos que serán cumplidos a fin de año. Pareciera ser que nuestro único propósito es completar el calendario con metas cumplidas. Sabido es, que no siempre los objetivos son alcanzados y lejos de significar una frustación, debería implicar un impulso para continuar. Porque al fin de cuentas el calendario es solo un compendio de días que sirve para ordenar el paso de las horas, el transcurrir de la vida. Y eso es lo que en definitiva tiene valor, nuestro transitar en la vida, nuestras elecciones y decisiones que van delineando el camino que nos acerca al horitonte que ansiamos.
Hay otra opción, menos probable y grata, muy gratificante: conseguir nuestro objetivo. Cuando eso ocurre, nos sorprende, nos llena de alegría y simplemente sentimos una inyección de vida inexplicable. En ese momento nos damos cuenta que los objetivos que ambicionamos, lejos de responder a las leyes del azar y la suerte, estan sometidos al más íntimo y subjetivo esfuerzo. A nuestras convicciones, a nuestros sueños.
El final del calendario que reúne los días transcurridos en el año 2010, está llegando a su fin y me sorprende habiendo conseguido mi graduación.
Hace un tiempo atrás, alguien me dijo que luego de una instancia de investigación ya no sería la misma, experiencia que he comprobado, ya no soy la misma... ni mejor ni peor, pero diferente. He podido compreneder en este tiempo, que las certezas inquebrantables no existen, que en su lugar existe la emancipación del pensamiento, libertad de vivir basada en el principio de la incertidumbre.
Cada uno es el protagonista de su camino y podemos elegir dejar huellas a nuestro paso... el desafío es dejar nuestra impronta transmitiendo el amor a la vida, a la profesión, a nuestros proyectos dibujados como números que se pierden en el calendario de nuestra propia existencia y que encuentran su lugar, finalmente, en el ricón de nuestros sueños cumplidos.

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